
El 14 de junio no es una fecha más. Es un hierro candente en la memoria del Pueblo Argentino. Un día gris, más gris que nunca, en que nuestras almas fueron apretadas, golpeadas, teñidas por el negro dolor de la derrota. Ese día, DIOS NUESTRO SEÑOR nos puso sobre los hombros el peso inmenso de la historia, y con ese peso todavía andamos, porque no es carga de cobardes, sino de valientes.
Aquella noche… ¿la recuerdan? Oscura, brava, cerrada. No era noche, era abismo. Solo el fuego dantesco de la metralla, el estallido de los cañones, y los gritos del coraje rasgaban el cielo. Pero no era solo el cielo lo que ardía. Ardían los ojos de los soldados, ardían las entrañas de la Patria. Cada hombre allí, con los pies hundidos en la turba helada, ponía su ser entero en el sueño de ver una Nación unida, una Nación digna, una Nación soberana. Y en esa turba quedaron sueños, sí. Pero no se extinguieron. Porque los que volvimos, los que seguimos, les ponemos voz, les damos cuerpo, les damos lucha.
Cada vez que cerramos los ojos, sentimos el mismo peso. Ese peso no se va. Pero no es una carga muerta, es la raíz viva de la gesta. No fue el final. Fue el principio. Porque hay derrotas que despiertan naciones. Hay heridas que no cicatrizan, porque son puertas abiertas hacia un destino que aún nos espera. Y hay nombres, lugares, símbolos, que no se pueden pronunciar sin ponerse de pie. Malvinas es uno de ellos.
¡MALVINAS PARIÓ HÉROES!
Sí, lo gritamos con la frente en alto. Lo decimos con el pecho inflado por el orgullo y el dolor. Malvinas no fue solo un territorio disputado. Fue un bautismo de fuego. Fue un testamento escrito con sangre. Y esos héroes que combatieron allí, no nos pidieron permiso para ser leyenda. Se ofrecieron enteros. Y al hacerlo, nos entregaron el testimonio. Nos dijeron: “Acá está. Ahora es tu turno. No lo abandones. No lo traiciones.”
Por eso hoy, cuando la Patria tiembla, cuando se arriesga la estabilidad de la Nación, cuando algunos juegan a dividirnos, a entregar lo que no les pertenece, a negociar banderas como si fueran acciones de bolsa… hoy más que nunca, necesitamos levantar la imagen del arquetipo: el SER que arde con la llama inextinguible de la Argentinidad.
Ese arquetipo no nace en cúpulas, ni en salones, ni en discursos vacíos. Nace en el barro. Nace en la trinchera. Nace en el corazón de quien prefiere morir de pie antes que vivir arrodillado.
Recordamos esos días aciagos. Recordamos cuando enterramos a nuestros hermanos con la rabia de no poder llorar. Porque el dolor era tan hondo, tan grande, que ni las lágrimas salían. Vimos arriar nuestras banderas… pero no las entregamos. Muchos las escondieron entre sus ropas, las apretaron contra el pecho, las hicieron parte de su carne. Era la bandera de Belgrano. La cubría el uniforme que nos legó San Martín. Y ese uniforme no se mancha, ni se rinde, ni se vende. Se defiende, con todo, hasta el último suspiro.
Somos responsables de una derrota, sí. Pero no somos cobardes. Y no bajaremos los brazos. No ahora. No nunca. No hasta que DIOS NUESTRO SEÑOR nos llame. Y si cuando llegue esa hora, nos presentamos con el deber cumplido, con la palabra honrada, con el pecho limpio, entonces nos uniremos con aquellos que dieron testimonio con su sangre. Y no como vencidos, sino como soldados de una causa inmortal.
Malvinas nos enseñó que no todo se mide en victorias. Se mide en entrega. Se mide en dignidad. Se mide en no claudicar jamás.
Por eso gritamos:¡14 DE JUNIO, DÍA DE LA MÁXIMA RESISTENCIA!
Resistencia que no dura un día. ¡Resistencia de 365 días por año!Resistencia en la memoria, en la educación, en la soberanía, en el trabajo honesto, en el respeto a los caídos, en la defensa de la Patria.Resistencia ante el olvido.Resistencia ante la indiferencia.Resistencia ante los que se venden.Resistencia ante los que nos quieren de rodillas.
Porque nosotros venimos de una tierra donde el dolor no aplasta, donde la derrota no dobla, donde la traición no tiene perdón. Venimos de una tierra que parió a Güemes, a San Martín, a Belgrano, a los Héroes de Malvinas. Y a ellos les juramos: resistiremos. Con el cuerpo, con el alma, con la voz, con la palabra, con el ejemplo.
Hoy no es solo un acto. Es un juramento.Hoy no es solo recuerdo. Es bandera en alto.Hoy no es solo homenaje. Es promesa de lucha.
¡VIVA NUESTRA AMADA ARGENTINA!¡GLORIA ETERNA A LOS HÉROES DE MALVINAS!¡NUNCA MÁS UNA BANDERA ARRIADA SIN PELEAR HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE!¡QUE NADIE NOS VENGA A EXPLICAR QUÉ ES LA PATRIA!¡LA PATRIA SE SIENTE, SE VIVE, SE ENTREGA!
Y si algún día nos toca callar, que hable nuestra historia.Y si algún día nos toca caer, que caigamos con la frente al sol.Y si algún día nos toca partir, que nos reciban allá arriba con un abrazo de soldado.Porque resistir es vivir.Y vivir resistiendo es lo único digno de ser llamado VIDA.
DESDE MI CORAZON
Carlos Corsini





